Ojalá alguien viniera y me dijese eso, qué dicen mis ojos, porque yo no lo sé. Hace una semana sabía la respuesta a cada una de las preguntas, pero hoy, tras uno de los mejores días de mi vida, yo ya no sé nada. No quiero aventurarme a decir que me estoy enamorando de ti, pero a ratos lo dudo. Lo cierto es que son tantos ya los errores cometidos y las lágrimas caídas por las dudas, que prefiero quedarme con la pregunta a buscar la respuesta y volver a hacernos daño.

Me da miedo tirarme a la aventura y desmoronar todo lo que tienes solo por un arrebato egoísta. Pero ¿y si no es un arrebato egoísta? ¿Qué pasaría si esta vez fuera de verdad? Porque hace muchísimo tiempo que no me sentía tan cómoda con nadie. Hubiera congelado el tiempo y habría vivido en esas 24 horas el resto de mi vida.

También me persigue la duda de si no fue realidad y todo fue a causa de los porros y el alcohol. No dudo de ti, sino de mi, tus ojos dejan claro lo que sientes por mi desde el día en que te conocí. Pensé en muchos momentos en lanzarme, pero el miedo y la historia del desastre me persiguen.

Lo único que sí tengo claro es que no quiero hacerte daño, porque no creo que pudiera soportar eso otra vez. Si tiene que ser, supongo que será, al fin y al cabo siempre estamos ahí.