Hace mucho tiempo que no se disipan mis dudas, siempre me rondan las mismas. Qué hubiera sido de ti, de nosotros, de mí...

Porque hace mucho, hubo una vez donde los perdones no eran necesarios, hubo una vez donde las despedidas no se traducían en diez años, hubo una vez donde las cicatrices de los besos no dolían como lo hacen hoy aquellos versos. Hubo una vez donde las tardes soleadas eran mis favoritas y las tuyas, hubo una vez donde trasnochar se traducía en un verbo, hoy inconexo, querernos.

Pero hoy me río del tiempo que un día creímos nuestro, interminable, infinito, disperso. Sonrío al recordar las yemas de tus dedos desnudando cada insaciable centímetro de mi piel y como me arqueaba al sentir el hormigueo que me provocaban tus deseos, ya fríos, dormidos, lejanos.

Ya no tiemblo por tus besos, que siguen haciendo daño, porque da igual en qué año, siempre me acuerdo de lo que sentí, cuando aquel frío mes de marzo mis labios se posaron por primera vez en ti.