Crónica del flechazo que se convirtió en pedrá
Hay días en los que te levantas sabiendo que algo va a pasar,
lo sabes, pero te engañas diciéndote a ti mismo que no pasará nada para no
llevarte una decepción. Pero no, hoy no es uno de esos días, hoy es uno de
aquellos en los que te arreglas más bien poco porque “¿Con quién me voy a
encontrar?” y luego PAM, algo tan rutinario como ir una mañana al inem en España,
se convierte en toda una aventura de riesgo.
A las nueve menos cuarto de la mañana lo único que quería
era volver a mi cama y abrazar a mi gato, pero no, ahí estaba yo, en el inem
esperando a mi turno. Para mi asombro, diez minutos después me atendía un
hombre muy amable de unos 45 años que me devolvía a la sala de espera para que
me atendieran en otra mesa. Y cuando
pensaba que mi presencia allí sería totalmente prescindible, se abrió la puerta
y entró un chico de unos 20 años, alto, moreno, de ojos marrones y sonrisa
torcida, era muy guapo. Iba de negro, sudadera, pantalones, zapatillas y unos
calcetines negros con dibujos de hojas de marihuana. Nos miramos lo que me
parecieron los 20 segundos más largos de mi vida, entonces la chica de
recepción le llamó la atención. El monitor de la sala de espera que anunciaba
los turnos iluminó mi número, mesa 26. Me levanté acelerada y miré al frente encontrándome
de nuevo con su mirada clavada en la mía, mi corazón se aceleró y caminé
inconscientemente derecha hacia él, hacia la mesa, sin apartar ni un segundo la
mirada. Cuando nos cruzamos sentí un nudo en el estómago y el corazón se me
paró un instante, aún así seguí hasta mi mesa, donde una mujer un tanto harta
de su trabajo, me atendió. Mientras hacía gestiones en el ordenador aproveché
para mirar alrededor y buscarle, entonces entró en la sala dirigiéndose a su
mesa a la vez que fijaba la vista en mí. Nos miramos hasta que me entregaron
todos los papeles, le di las gracias a la mujer y me fui mientras le miraba por
última vez.
Pasé todo el camino pensando en aquellos dilatados cinco
minutos, ideando un plan para encontrarle y cuando atravesé el umbral caí,
amigos en facebook. Todos tenemos un amigo en facebook que conoce a muchísima
gente, y en efecto, media hora después había encontrado su perfil, pero como no
decía mucho, decidí preguntar.
Oh realidad puta realidad. PAM cuando ya te has imaginado
que el amor de tu vida te espera y te busca después de un intercambio de
miradas tan intenso, te dicen que el perla, aunque es muy guapo, es un nini sin
cultura alguna. Entonces piensas, soy gilipollas, ¿cómo alguien que no cree en
los cuentos de hadas, el príncipe azul o los finales felices puede haberse
ilusionado con un simple cruce de miradas? Que sí, que si el nudo en el
estómago, que si el corazón dando un vuelco,… pero nada, la realidad no es una
peli, ni una novela de Nicholas Sparks que en dos años convertirán en un drama
adolescente número uno en taquillas. Así que no nos queda más remedio que
aceptarlo y vivir con una realidad que, aunque a veces no nos guste, es la que
es.
El whisky y la música alta suelen ayudar.
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