Un baño frío de realidad
Cuando tenía 15 años creía que a los 19 ya sería toda una
mujer, me imaginaba en la universidad estudiando teatro, viviendo fuera de
casa, en Barcelona para ser más concretos, con carnet de coche, trabajando en
algún proyecto guay o haciendo castings para convertirme en actriz, creía que a
estas alturas ya me habría enamorado alguna vez y que ya sería toda una experta
en lo que al sexo se refiere. Me veía rodeada de gente muy interesante, aunque
sin haber perdido el contacto con mis amigos, y por supuesto, con una vida
social ajetreada teniendo que decidir a qué fiesta iba cada fin de semana. Pero
la fría realidad me ha demostrado que estaba muy equivocada.
La verdad es que sí, voy a la universidad, pero a la más cercana a mi casa y estudiando comunicación, porque tal y como está la economía irse a estudiar a 180 kilómetros de casa no es una opción. He olvidado lo que era subirse a un escenario y estoy harta de escribir ensayos, aunque he descubierto que escribo mejor de lo que pensaba y que tal vez sea buena opción dedicarse a ello. También he visto que sigo siendo la misma chica insegura y llena de dudas en todos los ámbitos, el sexo, la amistad, el trabajo, las relaciones interpersonales, cómo será sacarse el carnet de conducir… La realidad es que me paso las tardes viendo series online y fumando porros a dos manos, que no tengo ni idea de hacia dónde va mi vida porque la que la domina no soy yo, sino la economía y el hecho de que mi madre pueda mantenerme y pagarme la carrera y el desplazarme para estudiar.
A si pues, querida yo de hace cuatro años, siento no haber
cumplido tus expectativas, pero después de todo tampoco estamos tan mal ¿no?
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