Lo siento, lo siento por intentar cumplir algo que no logré, créeme cuando te digo que me hubiese encantado poder hacerlo contigo, sino no estaría hablando de esto después de tanto. Puede que el hecho de sentirme sola sea un aliciente, que solo quiera que alguien me haga caso, que me vuelva un caos y me da ganas de respirar, sentirme viva, que alguien quiera volver a arrancarme la ropa y que yo quiera dejarle hasta sin alma, releernos en braille y luego contarnos, besar hasta perder el sentido de los mismos labios, perder el control, dejarme llevar y no decidir dónde voy a poner el pie por un segundo. Volver a soñar, a vivir, a confiar, a regalar sonrisas y orgasmos, volver a gritar, a morder y perder el sentido.

Lo más probable es que sea eso, pero eso no quita que te eche de menos, puede que solo esté aburrida y mi subconsciente me lleve hacia ti. No quiero reabrir heridas, no quiero volver a sentirme como una hija de puta enorme, no quiero querer llorar de la vergüenza que me doy, no quiero hacerte daño, no quiero odiarme, menos todavía perderte, pero si eso fuese lo correcto lo haría, te dejaría ser feliz, porque aunque de otra forma, te quiero.

No eres capaz de imaginar todas las veces que me odiado por no poder decirte que te quiero, eso es lo que querría, hacerte feliz y serlo yo a tu lado, pero no lo siento así. Con el tiempo he aprendido a vivir con ello, como tú vivirás con lo tuyo, pero de vez en cuando la idea vuelve a mí y me lleva con ella, como si de una ola se tratase y yo no fuese más que el tapón de una botella de vino.

Me duele hacerte daño, no quiero no poder verte o tener que callarme según qué. ¿Por qué la vida tiene que ser tan hija de puta? ¿Por qué no puedo enamorarme de ti? Los dos seríamos felices de una vez y tendríamos nuestro jodido final feliz, a nuestra manera, porque para algo somos raros, pero feliz.