Tan real como que respiro
Te tengo aquí, a mi lado, queriendo saber de mí, del pasado,
del presente, del futuro. Abrazando mi realidad y rompiéndola cada día un poco más.
Y me miras, y te miro y me río, porque hace tanto de la última vez que ya ni me
acuerdo. Preguntas y no sé qué decir.
Te pienso, te ordeno, te estudio tan meticulosamente que
incluso me sonrojo. Esta vez no tengo prisa, prefiero ser cauta y no cagarla,
que ya viene siendo algo típico en mí. Me extraña, hace mucho que nadie valía
la pena, no me defraudes, espero no defraudarte yo a ti.
Me besas, joder, me estás besando y no dejo de pensar en el
cómo, ¿qué coño estoy haciendo con la lengua? No me lo tengas en cuenta, a
veces no me entiendo ni yo. Sonrío, es raro, llevo haciéndolo una hora, joder,
qué fuerte, sigo sonriendo y eres de verdad, no el personaje de una serie. Ni
Rodrigo da Souza, ni Damon Salvatore, ni Lip Gallagher eres tú y estás ahí,
sentado, mirándome, como si no te dieras cuenta de lo que haces, como si no
supieras nada. Estás ahí y no eres altísimo, ni rubio, ni inglés.
Me
sorprendes, me sorprendo, les sorprendo. Te quiero volver a ver, me asusto, me
avergüenzo de mí, me río de mí, qué idiota soy.
Pero todo tiene sentido.
Joder, qué fuerte, estoy sonriendo.
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