Painless heart
He vuelto a caer, la soledad me envuelve otra vez, me inunda
dejándome la misma sensación de siempre. El vacío. La herida vuelve a sangrar,
de hecho nunca se ha curado, al menos no del todo. El abismo sigue ahí,
acechando, advirtiéndome de que a mí alrededor todo gira aunque yo no lo haga.
Cada vez caigo más deprisa, tanto, que el viento empieza a doler en la cara.
Las piernas me tiemblan y el nudo del pecho aprieta. Pienso
en alguien, y como siempre, soy incapaz de no precipitarme. Tanto, que cuando
todo se desarme volveré a caer. Es como si caminara hacia la boca del lobo
siguiendo las migas de pan que me van dejando. Pero no puedo parar, ya está
hecho.
Duele, el aburrimiento pesa, me arrastra y me abraza como lo
hizo en su día. Pero soy incapaz de llorar, parece que a pesar de todo me
resisto, me revuelvo bajo el edredón que me apresa y me hiela la respiración.
Todo sigue igual, nada cambia, nada mejora, al contrario. Me pregunto cuándo
llegará, cuándo cambiará todo.
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